Labios Ardientes es una novela que difícilmente te puede resultar indiferente. Es como un gancho directo, una lectura rápida y delirante que te puede atrapar o repeler, pero ¿aburrirte? No lo creo.
Pablo Tapia es un estudiante de cine que viene desde el sur mentalizado en transformarse en un guionista famoso, pero la realidad de la capital y de la educación chilena terminan desbaratando sus sueños y lo relegan al puesto de cuidador de un cine porno en el Centro de Santiago. Tapia odia su trabajo y sueña con cambiar la oscuridad por las luces y las alfombras rojas del «cine de verdad». Un desfile de personajes retorcidos circulan a su alrededor y parecen atraparlo en la realidad que lo asfixia, pero que no tiene el valor ni el empuje para dejar atrás. Hasta que aparece Natalia, una chica que es como una verdadera explosión en la vida de Tapia, desordenando sus –patéticos– esquemas y llevándolo a caminar por una cuerda floja de la que en algún momento tendrá que caer.
«Un guionista derrotado, un cine porno, robos, abusos y amores crueles, todo mezclado en textos rápidos y crudos. Así es Labios Ardientes, un libro de extrema envergadura que presenta una ciudad paralela a la que queremos ver. Desde las profundidades más oscuras del ser humano, seres pérfidos, destruidos y rabiosos giran en torno a la sexualidad violentada. Con pluma certera, Emilio Ramón nos entrega un realismo sucio que resalta los valores más tradicionales de las narrativas del margen». Carvacho Alfaro (autor de Killpué y Clásicos de la miseria; Canon y margen en la literatura chilena)
A continuación un fragmento de Labios Ardientes:
El turno en el cine me resulta eterno. Cada segundo me duele en la piel y se transforma en una condena rancia y sin sentido. Las luces de la pantalla proyectadas en mi cara, los orgasmos pagados de la protagonista, la muerte rondando en cada esquina, en cada poro de la piel, esperando el momento adecuado para actuar. La muerte, absolutamente segura de su victoria final, te deja jugar a vivir, te permite creer en la inmortalidad, se ríe de tus dioses, de tu fe, de tu filosofía barata, porque tarde o temprano ella ganará la batalla, fría y despiadada. Y existen tantas formas de morir que lo increíble es seguir viviendo: Neumonía, infección, cáncer de estómago, cáncer de próstata, cáncer a la piel, a la lengua, al hígado, cáncer a la sangre, virus de inmunodeficiencia adquirida, tuberculosis, cirrosis, trombosis, paro cardíaco, suicidio, homicidio, accidente de tránsito, accidente de avión, intoxicación, asfixia, morir atravesado por una bala de tu propia pistola, como González, morir arrollado por un tren o porque te cae un rayo encima. Morir asesinado por el gobierno, por los políticos, asesinado por el sistema de salud o por el sueldo mínimo, por los abogados, los médicos, la salud de pobre, el trabajo, la previsión, la prensa, la familia; aplastado por las deudas y la sociedad moderna. Morir atrapado entre las nalgas de Gloria, abducido por su culo que esta noche es el culo de Grace Kelly. Sigue leyendo →